Villa Hípica
Club Hípico de Santiago, Región Metropolitana, Chile, 2019
CLÁSICO LATINOAMERICANO 10 DE MARZO DE 2019
Todos los años en el mes de marzo la Hípica celebra el Clásico Latinoamericano con una carrera en que participan caballos de todo el continente.
El año 2019 el Club Hípico de Santiago fue anfitrión de la carrera y nos encargó la construcción de las caballerizas para alojar a los caballos extranjeros. Éstas por su naturaleza, debían mantenerse aisladas de los corrales donde residen los caballos chilenos, para prevenir así cualquier tipo de contagio de enfermedades.
El Club Hípico dispuso para estos efectos la remodelación completa de la antigua Villa Hípica: un galpón industrial de estructura metálica ubicado junto al Parque de la Clínica Veterinaria, que hasta entonces albergaba pesebreras y que ahora debía ser deshuesado y transformado en caballerizas de primer nivel para la carrera.
El desafío fue diseñar y construir en un plazo muy reducido de 2 meses y en base a esta macroestructura existente, un recinto a la altura del Clásico Latinoamericano, donde Chile era anfitrión y el Club Hípico debía lucir su mejor cara.
Nuestra intervención se concentró en tres operaciones fundamentales: establecer un circuito eficiente para el manejo de los caballos, introducir luz natural al interior de un galpón que puede funcionar cerrado, y lograr un espacio bien ventilado que fuera suficientemente fresco en verano y templado en invierno.
Se definió un circuito en forma de cruz que traspasa la nave de lado a lado, por el centro de la planta, en sus dos sentidos. Este circuito tiene 4 metros de ancho, lo cual permite un movimiento fluido de los caballos; aspecto muy importante si se considera que el día de la carrera se reúnen en este lugar los caballos, preparadores y peticeros de todos los países.
La luz natural entra por la cubierta, a través de un tajo o apertura ubicada en el punto más alto del techo que se desarrolla a lo largo de la nave, iluminando todas las pesebreras. Esto permite que los caballos encerrados tengan luz natural durante todo el día.
Al momento de abrir los 4 portones enfrentados, se produce una ventilación cruzada natural. La cubierta de dos aguas por su parte, guarda una cámara de aire ventilada que funciona por convección entre el cielo falso y el techo: el tinglado de los muros norte y sur se abre en forma de escotillas en su tramo superior, para dejar pasar el aire que recorre el entretecho hasta salir por el punto más alto, por los costados de la lucarna. Este mecanismo sencillo permite mantener fresco el interior en verano y sirve también de aislante para el frío del invierno.
El proyecto fue resuelto en madera de pino chileno, lo cual nos permitió ser muy eficientes en la provisión y el montaje de la obra, dar solución a todos los temas de uso propios de las caballerizas y otorgarle al edificio un sello de identidad nacional para un clásico latinoamericano.
Arquitecto: José Ignacio Valdivieso.
Colaboradores: Pedro del Río y Max Villaseca.