El campo es una pequeña cuenca en sombra entre los cerros de Huelquén que, orientado hacia el sur oeste, abre sus vistas hacia el valle del Maipo abierto e iluminado.

Las laderas de los cerros que conforman el campo son, en su mayoría, de exposición sur. Predomina en ellas la sombra y la vegetación de bosque esclerófilo: Quillayes, Maitenes, Boldos, Peumos, etc.

El terreno posee una corona de agua ubicada sobre el pie de cerro que bordea toda la cuenca, desde donde se domina el campo en su totalidad, con el valle del Maipo como telón de fondo.

Tanto por sus vistas como por su recorrido extenso y casi sin pendiente, en un contexto de cerros, el canal constituye un paseo natural asociado al agua. Los tranques y el cerrito mirador se integran naturalmente a este paseo como puntos de interés.

Tanto el canal que rodea toda la cuenca como el tranque de los comuneros presentan grandes taludes de tierra, que por sus características constituyen una oportunidad de paisajismo importante: agua abundante e inclinación natural que los imposibilita para ser integrados al sistema de cultivos del campo, a la vez que los hace totalmente visibles. Se propone un cultivo sencillo de flores silvestres estacionales, que haga aparecer el talud del canal en toda su extensión, como rasgo fundamental y paseo natural de este campo que se debate entre el plano y el cerro.

Las quebradas, abundantes en vegetación endémica y rocas, bajan desde el cerro y llegan hasta el valle constituyendo verdaderas “reservas naturales” del campo que se busca mantener.

Se propone una red de caminos lo más eficientes posible, definidos bajo 3 criterios fundamentales: Conectar todo el campo; interferir lo menos posible los paños de cultivo ubicándolos en los bordes del campo; diferenciar las conexiones propias de la faena agrícola con el camino de acceso a la casa.

Sumado a que el campo necesita para su funcionamiento un programa bastante acotado, existen 3 razones por las que se propuso reunir estos distintos servicios en un mismo sector:

1. Eficiencia: funcionalidad de reunir los distintos servicios del campo en un mismo lugar, de fácil manejo y acceso para la menor cantidad de operadores posible.

2. Seguridad: facilitar el cuidado de los distintos equipamientos del campo.

3. Carácter: concentrar estos distintos programas permite hacer de una serie de piezas menores dispersas en el paisaje, un solo gran rasgo para el campo, que le dé a éste una estructura, un orden y una cara visible con carácter de fundo.

De esta forma quedan reunidos bajo un solo gran techo, todos los servicios del campo; lo que tradicionalmente en Chile se conoce como “Llaverías”, dónde queda todo al resguardo y bajo llave.

Arquitectos: José Ignacio Valdivieso y José Domingo Peñafiel.