Masterplan El Monte

El Monte, Región Metropolitana, Chile, 2020

Este encargo consistió en transformar una superficie de 13 hectáreas de terreno agrícola, ubicadas en la comuna del Monte, en un campo familiar dedicado a la crianza de caballos hípicos, donde pudieran además construir sus casas los dueños y sus hijos.

Una condición importante del encargo, es que los dueños quieren llevar vida de campo en este lugar, razón por la cual, lejos de pensar en un condominio tradicional, el proyecto se ha enfocado en potenciar al máximo las cualidades de campo que el terreno puede entregar, quedando las casas supeditadas a este “orden campestre” y no al revés.

Una característica muy propia del campo es su amplitud, en contraste con el predio urbano siempre ajustado y compacto. Para lograr esta condición en un terreno más o menos acotado y bastante plano, - cuyos límites pueden comprenderse hoy día en un solo golpe de vista -, introdujimos distintos planos de visión, quiebres de vista, giros y rincones; hilados por múltiples circuitos, que le dan al campo distintos modos de recorrerlo y diferentes ángulos de visión: vistas largas, rincones, circuitos, bosques, claros, cursos de agua, potreros y senderos. El campo no aparece todo de una vez; se muestra de a poco, obligando a recorrerlo para poder apreciarlo en su totalidad.

Un estero cruza el terreno de oriente a poniente, llevando agua durante todo el año. Con sus bordes naturalmente vegetados, es el único accidente geográfico del lugar, su rasgo fundacional más propio, que lo diferencia de cualquier otro paño de la zona y será la columna vertebral del proyecto, articulando todas las relaciones entre los distintos ámbitos del campo.

Los circuitos han sido trazados de manera tal que alarguen las distancias y ofrezcan más de una alternativa para llegar de un punto a otro del campo. De esta manera se configura el paseo, introduciendo la pausa en cada giro o accidente, al cambiar la orientación y el punto de vista, descubriendo nuevos planos y fondos de visión en la medida que se avanza.

Cada recorrido tiene una condición distinta según su naturaleza: el primero y central de autos y tractores es completamente funcional, ancho y de trazado recto; el segundo, del paseo a caballo, más estrecho e informal, se aleja de las casas y bordea todo el campo en un recorrido largo y sinuoso; y el tercero, del paseo a pie, rodea las casas uniendo sus jardines con las vistas largas del campo. El primero los une a todos y de él se van desprendiendo los distintos circuitos que arrancan en todas direcciones, formando en conjunto una red continua que permite tener dominio y acceso a todo el campo.

Desde el acceso se pueden apreciar los potreros donde se crían los caballos, condición que buscamos mantener durante todo el recorrido por el campo. Las casas se ubican en el corazón del paño, todas orientadas al norte y tomando distancia de los deslindes, para aprovechar de este modo las vistas lejanas que regalan las praderas. Sus jardines se extienden hasta un primer cerco vivo bajo, que las resguarda del campo abierto. Más allá, en un segundo plano, aparecen los potreros que mueren en un fondo de árboles altos junto al deslinde, y sobre estos árboles, los cerros de la cuesta de Mallarauco.

Arquitecto: José Ignacio Valdivieso.

Colaboradores: Pedro del Río y Helena Larrain.