Pabellón Jardineros Club Hípico de Santiago
Santiago, Región Metropolitana, Chile, 2021
Uno de los principales atributos del Club Hípico de Santiago, que lo diferencia de la mayor parte de los hipódromos de Latinoamérica – además de su notable patrimonio arquitectónico, herencia del arquitecto Josué Smith Solar – es su magnífica pista de pasto de 1200 metros de largo. En ella trabajan diariamente un equipo de 30 jardineros que, expuestos completamente al sol durante toda la jornada, detienen su labor al medio día para almorzar y descansar bajo una sombra.
A mediados del año 2021, el Club Hípico nos encargó el diseño de un comedor para estos trabajadores de mantención de pista. En un contexto económico complejo, a causa de la pandemia, el encargo debía responder tanto a una fuerte limitación presupuestaria, como a una alta expectativa de los usuarios, que esperaban por fin tener un lugar cómodo para el almuerzo y el descanso.
Antiguamente los trabajadores de mantención de pista descansaban bajo un parrón que le dio el nombre a este lugar, del cual hoy solo queda el recuerdo y una vieja parra moribunda que apenas se sostiene sobre su tronco añoso. La idea del parrón entendido como una sombra vegetal, fresca y blanda, que permite el paso de luz natural entre las hojas de las parras, nos sirvió de punto de partida para el proyecto.
Pensamos en el ladrillo como un material barato que se puede fabricar en Chile, eliminando así enormes costos de importación, en tiempos en que los embarques desde el extranjero han quintuplicado su valor. Su técnica constructiva conocida, su buena resistencia al paso del tiempo y su bajo costo de mantención, nos parecieron atributos ideales para lograr construir esta sombra fresca de descanso. Por último el ladrillo nos entregaba la versatilidad de usos que buscábamos para lograr una construcción “monolítica”, resolviendo de este modo, con un solo material principal, todo el volumen construido, eliminando partidas que exigen una mano de obra especializada de alto costo.
El proyecto busca construir una sombra fresca, que al modo de un parrón, permita el paso de luz natural filtrada, controlando los rayos directos del sol. Pensamos en un volumen de planta rectangular, emplazado de forma paralela a la pista, con un orden constructivo muy simple: un pequeño zócalo con dos bancas de hormigón a la vista que lo flanquean por el interior, sobre el cual se construye este pequeño pabellón de ladrillo. Sus lados mayores – oriente y poniente –, están conformados por dos muros quiebra-vistas que se enfrentan, mientras que por ambos extremos – norte y sur –, el volumen se cierra completamente con dos muros opacos. Completan la nave un pavimento de ladrillos – del mismo tamaño de los módulos que conforman los muros –, y un envigado superior de madera que sostiene la cubierta. Dos puertas pivotantes de 1.5 m de ancho, se abren al centro del pabellón, definiendo un acceso de 3 vanos: uno central mayor y dos laterales menores.
La luz natural que entra filtrada por entre medio de los muros quebravistas durante las distintas horas del día, es sin duda el material más importante del proyecto. Podríamos decir lo mismo sobre cualquier proyecto de arquitectura, pero en este caso en que no había recursos para construir este espacio, el vacío de los ladrillos quebravistas, permitió literalmente construir estos muros de luz que le dan vida al nuevo “parrón” de los jardineros del Club Hípico.
Arquitecto: José Ignacio Valdivieso.
Colaboradores: Pedro Del Río / Ignacio Rojas.
Oficina: Valdivieso Arquitectos.
Año proyecto: 2021
Año construcción 2021.
Fotografías: Francisco Ibáñez.