Orientada hacia el sur poniente, la casa se emplaza en lo alto de un terreno con mucha pendiente, a unos 30 metros del mar. Está concebida como un gran balcón alargado frente al mar, que en su largo domina todo el terreno y toma las principales vistas del sector. En un primer plano aparecen las olas chocando contra la roca a los pies del sitio, y más atrás el horizonte y las vistas lejanas hacia Zapallar y la costa norte.

El primer piso con los recibos y el dormitorio principal, se despliega completo en una misma cota, con una crujía muy angosta dada la inclinación del terreno. El piso -1 donde se ubican los dormitorios de los niños, avanza sobre el terreno y queda suspendido frente al mar, con su cubierta haciendo de terraza para el living. La casa establece claramente una espalda fuerte y más opaca hacia la calle, y un frente abierto y despejado hacia el mar. Esta espalda aparentemente opaca, está tratada con ladrillos que dejan entrever el interior de la casa e incluso el mar en algunos puntos, mediante el trabajo de celosías.

Los recibos están totalmente integrados entre ellos y solo un quiebre de 15º en la planta, articula toda la privacidad de la casa, alejando el sector del dormitorio principal y de visitas. Justo en este quiebre se ubica la chimenea que sirve a los recibos y es el corazón de la casa.

Arquitectos: José Domingo Peñafiel y José Ignacio Valdivieso.