Casa El Pangue

Zapallar, Región de Valparaíso, Chile, 2017

El proyecto se ubica en un sitio largo y con pendiente, que tiene como rasgo principal una quebrada muy vegetada, que lo acompaña en toda su longitud. Distintos cuerpos estratégicamente emplazados en el terreno, configuran el total de un sistema de partes que siendo autónomas, funcionan en conjunto.

En la parte alta del terreno se emplaza la casa, dominando las principales vistas del lugar: la quebrada, los cerros aledaños y al fondo el mar. Esta se conforma por dos pisos: el primero de hormigón visto, largo y muy horizontal, contiene los recibos de la casa. El segundo, de madera, mucho más liviano y compacto, contiene el dormitorio principal, y se posa sobre el primero aprovechando su cubierta generosa como terraza.

El living y el comedor se ubican al centro de la planta baja, en un solo espacio, mediado únicamente por la chimenea. Este espacio central, se extiende hacia el sur con la cocina y hacia el norte con el hall de acceso, recintos que articulan la transición entre el espacio común y las partes privadas de la casa, ubicadas hacia los extremos de la planta: por el sur el dormitorio de servicio y por el norte los dormitorios de los niños.

A partir de la introducción de dos ejes diagonales, en la cocina y en el hall respectivamente, la orientación predominante de la casa toma un giro hacia sus extremos, quedando el mundo del servicio orientado al surponiente y los dormitorios de los niños hacia el norponiente, mirando el cerro.

Más abajo junto a la piscina, un quincho semienterrado cuya cubierta sirve de extensión al jardín de la casa, se asoma sobre la quebrada a la altura de las copas de los árboles.

Resguardando el acceso, al lado opuesto del quincho y un poco más abajo, se ubica una casa para cuidador, que se oculta a la vista de la casa principal, aprovechando la pendiente.

Por último, ya llegando a los pies del sitio, se proyectaron dos casas para los hijos que se construirían en una etapa posterior.

Las posiciones de estos cuerpos aislados y distribuidos por el terreno, determinan un recorrido permanente por el sitio, integrando definitivamente el exterior a la vida de la casa, en una rutina que transcurre entre el adentro y el afuera, entre el espacio resguardado del interior y el paisaje abierto.

Arquitectos: José Ignacio Valdivieso y José Domingo Peñafiel.